Nuestro mayor desafío es poder rescatar y reconciliarnos con nuestro niñ@ interno. El representa el dolor que experimentamos alguna vez y que quisimos dejar atrás. La única forma de poder sanar e integrar nuestra personalidad es aceptar la oscuridad, la que se tiñó negativamente porque no teníamos los recursos para enfrentar lo que un día, nos amenazo o nos hizo daño.